Por Álex Rovira

Lo bello nos conmueve, nos impulsa, despierta el deseo, la emoción, la admiración, el anhelo. Moviliza nuestro pensar y sentir, estimula la reflexión, que es el camino a la sabiduría, y las emociones elevadas, que son el camino a la generosidad y la inspiración.

La belleza puede incluso hacer que se rompan nuestros esquemas perceptivos y mentales, abrir posibilidades, romper falsos imposibles, invitarnos a transitar por lo desconocido para llegar a lo anhelado.

Es probablemente el último recurso terapéutico. El arte que no cura, no es arte.

Deseo compartir esta fotografía realizada por el fotógrafo griego Christos Lamprianidis. Arte.